Por Olga Trujillo
“Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es el que no siente miedo, sino el que vence ese temor”.
Nelson Mandela
Fausto Luna quería ser detenido por la policía en EEUU. Regularmente, un migrante en ese país llega con sueños que primero deben cruzar por el infierno. Pero Fausto ya lo había arriesgado todo y era su oportunidad para beneficiarse de una nueva ley que promovía la legalización a ciertos ciudadanos… como él. Fausto había nacido El Carrizo, un pequeño pueblo del Municipio de Copala, en Guerrero y, debido al escaso desarrollo en su comunidad, su nivel escolar llegó a primaria. Ahí conoció a Elizabeth y ambos migraron a California donde tuvieron dos hijas: Martha y Jacqueline Luna Castro.
Eran alrededor de trescientos ilegales los que en ese momento deseaban pasar por el filtro de la policía norteamericana para llegar a un juicio en el que les darían luz verde para su residencia o ciudadanía. Solo Fausto fue aprobado.
“Sí estuvo muy difícil, pero gracias a Dios pudieron sacar sus papeles. Fue su destino ¿verdad? Y pues sí, tomaron muchos riesgos para ponernos en este lugar donde estamos… han trabajado muy duro”, dice orgullosa de sus padres vía telefónica para Diosas Olímpicas Jacqui Luna, la jugadora de 1.88 de estatura quien desde hace tres años es parte de la Selección Mexicana de basquetbol femenil.
Haber cursado solo primaria, no le ataba de manos para tener un buen desempeño como constructor. Y mucho menos como emprendedor: Fausto dio de alta su propia empresa en el mismo giro de construcción y su esposa Elizabeth, quien durante años se dedicó a la limpieza, se volvió su mano derecha, “ella sí tuvo oportunidad de estudiar la prepa y es quien lleva los negocios y hace la contabilidad” dice Jacqui.
“Mi hermana y yo nacimos en California. Tenía un año cuando mis papás se mudaron a Idaho. Ahí la vida ahí era más fácil, era más seguro, no estaba tan poblado y había más oportunidades para toda la familia”.
Con una mejor estabilidad y un entorno como el de Idaho, Jacqui comenzó a crecer en escuelas donde el deporte era una gran puerta abierta, como en casi todo el país norteamericano. Y supo sacarle partido:
“Empecé a jugar a los ocho años, teníamos cerca un club, un gimnasio donde jugaban los niños chicos. La verdad es que mis papás querían que yo jugara futbol, pero yo era muy alta yo pensé que ese deporte no era para mí”.
“En el basquet no era muy buena al principio, pero iba a entrenar mucho porque me gustaba. Mi papá jugó un poco y me enseñaba a tirar”.
Poco a poco la constancia de Jaqui y su amor por el basquetbol se volvieron su seguridad:
“Yo creo que fue en el séptimo grado cuando empecé a jugar en un equipo que viajaba por el estado; era uno de los mejores… Yo era muy tímida en ese tiempo y era difícil para mí porque tenía muchos amigos, pero todo me daba vergüenza, entonces ahí pude dejar salir un poco más mi personalidad. Me di cuenta de todo lo bueno que el basquetbol me había traído a la vida”.
Y lo bueno incluía una beca para la Universidad (estudió en la de California, Santa Bárbara dos años y tres más en el College of Charleston) al terminar la preparatoria Boise High School. Jaqui estaba en un gran momento y su motivación era hacer lo mejor posible para alcanzar una Primera División o, ¿por qué no?, llegar a la WNBA. Sin embargo, su historia, como la de muchas mexicoestadounidenses que viven en EEUU, tiene altibajos:
Olga Trujillo: ¿Alguna vez viviste discriminación o racismo?
Jacqui Luna: “Viví en un lugar donde no había muchos mexicanos, ellos me veían morena y pensaban que era africoamericana, nunca sabían qué nacionalidad era. Fue un poco complicado, como que nunca podía encajar, pero creo que eso me ayudó a ser la persona que soy hoy.
En la prepa llegué y lo hice muy bien, pero me decían que nunca podía llegar a la Primera División de Universidades, iba poco a poco y para entonces no pensaba que podía jugar para la selección de México porque no sabía qué tan bien lo hacía o por esos comentarios”.
OT: ¿Quién te decía eso?
JL: “Periodistas, gente de la comunidad de basquetbol o personas que comentaban ‘juegas bien pero no estas a nivel de las mejores’”.
OT: ¿Qué sentías o qué hacías al respecto?
JL: “A mí me daba más motivación porque yo sentía que cuando jugaba junto a las mejores, lo hacía mejor que ellas, pero era frustrante y difícil porque sentía como que no importaba qué fuera lo que hiciera, nunca me iban a ver como la mejor porque yo siempre he jugado un estilo muy diferente en mi posición (centro, poste alta, alera alta)”.
OT: ¿Alguna vez pensaste en jugar en la WNBA?
JL: “Sí, sigue en mi mente, me gustaría jugar en la WNBA, esa siempre ha sido una meta desde que estaba chica, primero jugar profesional pero también en la mejor liga del mundo”.
OT: Sin embargo, hay basquetbolistas de la WNBA que deben ir a jugar a Rusia como Diana Taurasi o Sue Bird, pues dicen que los sueldos no son equitativos ¿qué piensas de esto?, ¿qué es lo que realmente esperas del basquetbol?
JL: “Pienso que sí es una situación muy difícil para las mujeres porque, por ejemplo, vamos a otro país a jugar y nos pagan como el 10 o 20% de lo que les pagan a los hombres. En Grecia (donde ha jugado con el Esperides Kalliotheas), hay hombres que ganan 10 mil dólares y quizá una mujer gana dos o tres mil, ellos sí pueden tener un futuro más estable y seguro que nosotras”.
OT: También sé que has jugado en Australia y en Finlandia ¿cómo te han tratado ahí con los sueldos?
JL: “En Australia y Finlandia está un poco mejor la economía, aunque no te pagan tanto como en otros países, de todos modos, sabes que siempre te va a llegar tu dinero. Por ejemplo, si te pagan el primero de cada mes, siempre vas a contar con eso.
Yo por eso sigo regresando a Australia porque te dan tu sueldo para vivir, un carro, pero te dan muchas oportunidades en la comunidad y es un lugar donde puedes vivir una vida muy feliz.
En Australia también puedo entrenar a niños por mi parte, en otros países no puedes ganar mucho por eso, pero ahí puedes hacer por lo menos 50 dólares la hora por entrenar a un niño y es una oportunidad muy buena porque quizá no ganas tanto jugando, pero puedes apoyarte de esas oportunidades.
En Finlandia, por ejemplo, no te pagan mucho por entrenar niños porque es un lugar donde ya tienen sus entrenadores, todo es muy organizado, como que no necesitan nada extra de nadie, hasta la gente que no tiene dónde vivir, el gobierno les da una mensualidad y un departamento. Allá solo vas y juegas, es todo.
Ahora estoy pensando quizá jugar en la liga de México o quizá irme a Europa o Australia”.
OT: ¿En porcentajes de sueldos México, Australia o Europa, ¿dónde te conviene más Jaqui?
JL: “A mí me conviene más en Europa, Australia y luego México”.
OT: ¿Y por qué quieres venir a jugar a México?
JL: “Porque me gusta mucho vivir en México y convivir con las jugadoras y la comunidad mexicana, quiero ser parte del proceso de alzar a la liga y al basquetbol femenil en el país; tengo además muchos proyectos que quiero hacer ahí”.
OT: Precisamente, cuéntame ¿qué estudiaste en EEUU y cómo te decidiste a hacer el campamento del 7 y 8 de diciembre en Acapulco?
JL: “Estudié comunicaciones y un poco de negocios, como voy seguido a México y especialmente a Acapulco, he visto que en muchos lugares de ahí no tienen los mismos recursos y las mismas oportunidades y pues siento que tengo la fortuna de conocer diferentes estilos de basquetbol y distintos países y me gustaría poder llevar mi conocimiento a los niños de allá que quizá no tienen otra forma de decidir esa formación tampoco esas oportunidades de ir campamentos donde enseñen el basquetbol.
Además, he trabajado en muchos campamentos de todo el día, creo que nos vamos a divertir.”
OT: Ahora que ya tienes experiencia en México con la Selección de México, ¿qué opinión te merece? Muchas de ustedes han dicho que se necesita más apoyo, pero no han hecho suficientes cambios, ¿de qué otra forma pueden organizarse para hacer que un deporte tan jugado como el basquetbol en el país (y estancado por malos manejos y grillas), se mueva?
JL: “He representado a México tres años y es algo que amo hacer, pero para mí el momento que paso con Selección es algo que no disfruto mucho, es muy difícil por todas las trabas que hay y los problemas. Parte de lo que tenemos que hacer es hablar la verdad de lo que sucede, las dificultades que pasamos. Debemos también exigir que nos den un mejor trato y que le pongan más atención y más esfuerzo a mejorar la Selección porque he visto cómo otras selecciones, como por ejemplo Puerto Rico, poco a poco le dan seguimiento a su equipo y cada año van mejorando: son los mismos entrenadores, las tratan bien, se organizan con tiempo, las muchachas ya saben con tiempo cuándo tienen que estar y tienen lo que necesitan desde comida hasta hospedaje.
Creo que eso es lo que nosotros tenemos que exigir, que nos traten como profesionales, porque solo queremos representar a México lo mejor que podamos”.
¡Tremendo duelo en Paraguay ?? vs México ??! @Paoferrari57 (30 PTS / 6 REB) vs Jacqueline Luna (25 PTS / 17 REB). ?? #AmeriCupFemenino2017 pic.twitter.com/5Xa6tqDnGR
— FIBA en español (@FIBA_es) August 10, 2017
OT: Annel Tapia ya nos ha manifestado cuestiones de injusticias y malos tratos, aunque mucho tiempo se calló y nadie quería hablar al respecto no se ha hecho mucho, ¿han pensado en hacer un reclamo en conjunto por sus derechos?
JL: “Sí lo hemos platicado, en un torneo estábamos en una concentración preparándonos y al siguiente día nos teníamos que ir, pero aún no tenían nuestros vuelos. Estábamos muy frustradas por cómo nos habían tratado y pensamos que quizá no íbamos y aún cuando ya nos llevaron el boleto, creíamos que mejor debíamos hacer huelga y no ir, pero al final decidimos pues por nuestra parte no era suficiente tiempo para no avisar. Lo que queremos es hacer las cosas bien, así que decimos ir y representar, pero después de ese año muchas jugadoras no quisieron seguir.
Gracias a Dios este año (cuando fuimos a Puerto Rico a la Americup 2019) fue cuando nos trataron mejor, tuvimos el vendaje, nos dieron un poco de dinero, tuvimos hospedaje y boletos. Lo único es que seguimos sin tener la preparación adecuada por el tiempo en el que nos avisan para formar un equipo de Selección que puede competir con buen nivel. Sí mejoramos en algunos aspectos, pero no es suficiente ni lo adecuado para una Selección.
Por otro lado, hay mucho miedo de muchas y yo entiendo por qué. Pero si esto sigue así, como en los años pasados, nos tendremos que unir porque es la única manera que pueda haber un cambio significativo.
Pienso que sí hay formas en las que debe mejorar la Selección antes de que tengamos que hacer una huelga. Yo sí me quiero involucrar un poco más en ser la voz para las jugadoras porque sí me gustaría poder ayudar en todo lo que puedo para que mejore la Selección y que de verdad podamos ir a estos torneos y representar lo que somos como mexicanos. Pero sí es un proceso largo, no porque nos den un dulce vamos a parar de exigir lo que necesitamos”.
OT: ¿Qué planes tienes con la Selección el año que viene?
JL: La verdad no sé qué planes hay con Selección porque esa es otra cosa que me da mucha frustración, no nos avisan nada y la verdad que nunca sé a quién preguntarle porque en los tres años que he estado ahí, hemos tenidos tres entrenadores diferentes, es difícil saber quién está a cargo. Por el momento no nos han dado fechas ni nada, debo investigar por mi parte.
Tengo fe, si todas le echamos ganas y trabajamos duro, todo va a mejorar.