Si hubiera apostado que México clasificaba al Mundial de Australia 2023,
ya anduviera pelona… o al menos a la Megan Rapinoe,
a cuyo equipo (EU) todavía enfrenta mi selección el lunes.
Pero ¡ay! miren, nomás porque no me fui antes a Monterrey, pero ayer hubiera acabado echando Topo Chico con chela pa´ sacarme el sabor amargo.
México jugó contra Haití y llovía en la CDMX.
Lo vi en la casa, con el compa Risco y mi Tlato,
pedimos tortas, bien chulas, las clásicas vaya,
y arrancamos la noche con la idea de que, si Jamaica y sus Reggae Girlz ocupan el lugar 51 del ranking FIFA y las haitianas el 60, pues no es por nada, pero las de Tri colocadas en el sitio 26, tenían chance.
No descarté las dudas: Contra Estados Unidos, Haití –que nunca ha asistido a un Mundial– dio batalla, pero, sobre todo, sabía que traían a Melchie Dumornay, la joven haitiana de 18 (y del Stade de Reims) que este año fue reconocida como la futbolista más prometedora a nivel internacional por la revista Goal. Sí, la misma a la que nuestra defensa Rebeca Bernal le aplastó el pie en una falta. Además de ella, Haití traía a 10 futbolistas más que juegan en el futbol femenil francés.
Pero eso ya era lo de menos, a los veinte minutos México ya iba abajo con la falta de Steph Mayor (y me vino a la mente su estampa mirando el partido de la Final Regia en las gradas en diciembre ¿se acuerdan?).
EL TRI FEMENIL Y LA NOCHE DE NADIE
Las tortas llegaron al medio tiempo y de regreso, México recibió otro penalti. Di un trago grueso, el bocado me supo a escalofrío. Era la noche de nadie.
Pensé cómo muchas veces estereotipamos a países como Haití: El de los migrantes, la pobreza, la violencia, el de los desastres naturales, el de la “deuda de la independencia” con Francia, en fin. Lo que sus futbolistas hacían en la cancha nos dejó los ojos vacíos.
Por último, llegó el tercero, con un balón parado de Sherly y México ya con solo diez jugadoras tras la salida de Greta Espinoza. Me daba pena chillar, dedicarme a esto tanto año y sentir un golpe al estado de ánimo no solo por la selección, sino por el “creciente” futbol femenil. Me puse de pie, me recargué en un delgado castillo de la casa y me prendí a él con la esperanza de que me entendiera.
Haití hizo historia al vencer por primera vez a México en el Campeonato Concacaf. Las del Tri por su parte todavía tienen que jugar el lunes contra EU y me intranquiliza pensar que la única esperanza de clasificar es ganarle por goleada… con esta selección.
Mi Tlato me abrazó más tarde, me acarició la cabeza, “sé cómo te sientes dijo” y solté por fin el llanto.
No fue Francia 2019 ni Australia 2023. Queda esperar el Mundial del 2027 pensé, cuando tenga 50 y, si bien me va, todavía no estoy pelona.